¿Nuestras bacterias quién las cuida?

¿Quién cuida de nuestras bacterias?

¿No te parece extraño que siendo casi el 90% de los seres unicelulares que hay en nuestro cuerpo, ningún profesional en el mundo se ocupe de informarte cómo cuidarlos?

Sí. De 10 seres unicelulares que forman nuestro cuerpo, 9 son bacterias.
Es decir, hay más seres SIN nuestro ADN formando nuestros cuerpos, que células con nuestro ADN.

Nuestras bacterias E. Coli cuidando de nuestro organismo.
Las bellas E. Coli. Buenísimas, a menos que se reproduzcan demasiado.

Las colonias bacterianas se adquieren con el contacto con la tierra, con los vegetales, con los animales y del contacto humano. Y pasan a formar parte de nuestros cuerpos.

Tenemos estos zoológicos microbianos viviendo dentro permanentemente. Cada colonia se especializa en una tarea que nos da la vida y la muerte que necesitamos para vivir..

Sí, parece un juego de palabras, pero también necesitamos de alguien que se encargue de matar en nuestros cuerpos para que todo él pueda vivir.

Tenemos colonias de bacterias comensales (se alimentan de nuestro cuerpo pero también nos ayudan a sobrevivir), bacterias mutualistas, que forman asociaciones de todo tipo con otros microorganismos, y las patógenas, que se vuelven agresivas sólo cuando estamos desequilibrados.

Bacterias «malas» nuestras bacterias

¿Cómo es posible que la «propaganda» y la información sobre las bacterias sea siempre negativa, si nos son INDISPENSABLES para vivir?

Pues está claro, nos presentan al mundo bacteriano como agresivo y que provoca enfermedades, para vendernos todo tipo de productos y aerosoles para matarlas.

No nos dicen que las bacterias de nuestro cuerpo (que también mueren con los productos anti-bacterias) son parte de nosotros mismos.

Y no hay información de cómo mantener sano y equilibrado a todo ese cotarro multitudinario con el que convivimos día a día.

Las bacterias que viven en nuestro cuerpo siempre son buenas, hasta que les cambiamos el medioambiente, entonces se vuelven patógenas. Por ejemplo, una fotosíntesis baja, hace que nuestro sistema inmunológico no detenga su reproducción, y en ese caso se ponen peligrosas.

Por ello, es necesario tomar sol y agua, todos los días, para mantener una fotosíntesis humana apropiada.

El medioambiente lo es todo para ellas…

Dependiendo de la especie, necesitan factores equilibrados de acidez (PH), temperatura, humedad y densidad del medio en el que habitan.

En cuanto cambiamos esas condiciones, se alteran y comienzan a tener conductas que pueden enfermarnos.

¿Por qué no nos informan ésto que es tan importante?

También es necesario que las colonias bacterianas mantengan una buena diversidad en nuestro organismo.

Ellas se reproducen interespecies y así mantienen una buena biodiversidad que ayuda a nuestro cuerpo a adaptarse mejor a los cambios medioambientales.

Por ello, es necesario que intercambiemos bacterias con otros seres, a través de besos, abrazos y caricias.

Nuestras bacterias y nuestros pensamientos

Es interesante saber que el estado de las bacterias afecta hasta nuestros pensamientos. Nuestro estado mental.

No olvidemos que nuestro cuerpo es un superorganismo, son muchos seres conviviendo.


Las bacterias intestinales pueden alterar nuestro comportamiento.

Si la Lactobacillus rhamnosus se reproduce más de la cuenta, pues podemos tener estrés y ansiedad.

Esto fue demostrado por el neurocientífico John Cryan de la Universidad de Cork en Irlanda, junto a sus colegas de la Universidad de McMaster en Canadá.

Aunque esta bacteria, con colonias equilibradas es un probiótico para nuestro cuerpo.

Bacterias Lactobacillus Caseii en nuestras tripas.
Especímenes de la Lactobacillus Caseii

Muchas veces, las bacterias que nos colonizan, en realidad nos protegen comiéndose o matando a las bacterias que podrían enfermarnos.

En estas batallas constantes que se juegan dentro de nuestro organismo, se producen estados de equilibrio con guerras ganadas por las guerreras «buenas», y estados de desequilibrio (enfermedad) cuando ganan «las malas».

La naturaleza no juzga, por lo tanto para ella ninguno de los combatientes es mejor ni peor que el otro, porque la vida necesita de esas guerras internas para existir. Si las «buenas» ganasen siempre, pues moriríamos.

Y es entre ese equilibrio «del bien y el mal» en el que existimos.

La paradoja es que en este caso, está claro que para «mantener la paz» hay que «mantener ciertas batallas».

Las bacterias E.Coli, que ha causado tanto pánico, viven en nuestros intestinos y moriríamos sin ellas. Se ocupan de facilitarnos la digestión, de mantener el cotarro en regla, se encargan de organizar la vida de otras colonias y mantener su reproducción en equilibrio.

Otra colonia de E.Coli, resistente a los antibióticos.
Otra colonia de E.Coli, que se ha hecho resistente a los antibióticos.

Cuidando a nuestras bacterias

Como escribí antes, tampoco podemos pasarnos la vida matando a las patógenas (son tan necesarias como las que nos defienden). Si matamos totalmente a las patógenas, las «buenas» se reproducirían más de la cuenta y moriríamos.

Nos informan constantemente cómo protegernos de las patógenas, pero nadie nos dice como cuidar el equilibrio que necesitamos.

Los medios estériles son más peligrosos que los medios provistos de colonias bacterianas en equilibrio. Si un bebé no tiene contacto con bacterias en su nacimiento y en los primeros meses de vida, su sistema inmunológico será deficiente.


Sabemos que los bebés instintivamente comen tierra y arena de la playa. Las madres se asustan, pero este instinto es el que les salva de futuras enfermedades y les ayuda a adquirir bacterias que sintetizan la vitamina B12 que no podemos adquirir fácilmente de los alimentos.

Para tener una buena salud bacteriana

Debemos asegurar que las colonias microbianas se mantengan en un medioambiente estable.

Es decir, debemos mantener cierto equilibrio entre los alimentos y las bebidas ácidas y alcalinas, porque como mencioné antes, el PH es uno de los factores principales para su buen vivir.

El medioambiente: Pues fundamental consumir alimentos con vitamina A y betacarotenos (las zanahorias por ejemplo). La vitamina A, ayuda a mantener el estado de las mucosas intestinales donde vivien grandes colonias de bacterias. Los ácidos grasos omega3 y omega 6 también ayudan a mantener unas membranas elásticas y acolchaditas para nuestras bacterias.

Mantener la biodiversidad: acariciar animales, humanos. Besar, abrazar árboles, tocar la Tierra y tocar a las plantas.

Comer de vez en cuando vegetales crudos, bien lavados, pero crudos.


Intentar evitar los antibióticos cuando es posible, ya que éstos desequilibran el zoológico y el medioambiente, creando caos en forma de dominó en las poblaciones de microorganismos de nuestro cuerpo.


Hay que tener en cuenta que los antibióticos no solo entran en nuestro cuerpo por los medicamentos que nos recetan los médicos…

Están presentes en los alimentos que comemos, por lo que es importantísimo cultivar vegetales para comer en nuestras propias casas.

Los alimentos industriales como las carnes, contienen antibióticos que provocan bacterias recombinantes de ADN.

El consumo de alimentos industriales nos lleva a la creación de bacterias incontrolables.

El cáncer colorrectal es de mayor incidencia en occidente, debido a la alteración de la flora benéfica del intestino con el exceso de proteínas y grasa saturada en la dieta. (Alteración de su medioambiente).

Lo mismo para los productos anti-bacterianos o el uso irresponsable de la lejía.

Vivir limpio es bueno, pero la total asepsia es peligrosa como la basura.

En un estudio del PNAS, se refleja el estado de la flora bacteriana entre la población infantil italiana (dieta rica en azúcares y grasas animales) y la de la población infantil africana…

Ésta última tiene menos patógenos, debido a que su alimentación es más natural y está libre de antibióticos…ésto sucede aún cuando las condiciones de vida de los africanos son en ambientes menos «limpios».

Bebé adquiriendo las bacterias de la leche materna.
La boca de los bebés antes de nacer es estéril. De la lecha materna adquiere las bacterias beneficiosas para su vida.

Tener cuidado con la toma asidua de probióticos, de esos que nos venden en los supermercados para que tomemos lactobacillus…esta bacteria es muy beneficiosa: produce ácido láctico que mata a otras bacterias patógenas. Nos defiende.

La adquirimos de la leche y el yoghurt, pero desde nuestro nacimiento y al mamar la teta, se forman colonias estables y se reproducen en su justa medida. Si la tomamos más de la cuenta, la colonia entiende que no hay que reproducirse más…

Dejan de realizar su fisión binaria y entonces cuando dejamos de consumir el producto, ellas pues se «olvidan» de cómo hacerlo. Lamentablemente y aunque hay ya varias denuncias, los probióticos son medicamentos y es una locura que se vendan en los supermercados…

Los fabricantes recomiendan una dosis de Lactobacillus Caseii al día, algo lógicamente recomendable solo para personas que están enfermas y sus propias colonias originales han dejado de reproducirse.

El intestino de un adulto contiene aproximadamente 1014 tipos de bacterias diferentes, divididas en más de 400 especies y subespecies distintas que alcanzan un peso de 1 a 1,5 kg. Todo este cotarro tiene sus exigencias y es bueno saber cómo mantenerlas a gusto.

La placa bacteriana de los dientes.

¡¡¡¡Es beneficiosa!!!, indispensable, siempre que la mantengamos en equilibrio. Estas chicas son comensales y también se dedican a matar a otras bacterias que podrían enfermarnos. Son parte de nuestro sistema inmunológico.

En cantidades normales, estas bacterias tranforman el azúcar en ácido, algo que el cuerpo también necesita (en su justa medida).

Si no tenemos una buena higiene bucal, se reproducen demasiado, alterando el PH y produciendo demasiado ácido que nos trae varias enfermedades.

Finalmente decir que para todas ellas, hay 3 cosas que son fundamentales:


1) Un medioambiente equilibrado en el que vivir, por ejemplo el cuerpo de una persona feliz y de buen humor…

2) La biodiversidad. Son seres muy pero muy sociales.

3) Viven en grandes colonias y les gusta intercambiar todo tipo de experiencias con otros seres vivos, especialmente el sexo.

Por lo que en conclusión, para mantener al cotarro feliz y al zoológico biodiversificado, hay que tomar más agua, tomar más sol, abrirse una huerta propia aunque sea en el balcón y abrazar, besar y acariciar a todo ser vivo que se nos pase por la nariz.

Somos un superorganismo y nuestra vida depende de que todos esos seres que nos habitan vivan sus guerras y sus vidas, básicamente con mucho amor.

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