La Carabela Portuguesa: la falsa medusa Physalia physalis.

Si estás bañándote en el mar y de repente sientes un latigazo que te produce una especie de quemazón en la piel…

Puede que hayas tocado los tentáculos de una Physalia Physalis, llamada comunmente «Carabela Portuguesa» debido a la forma que tiene su flotador.

Es un ser increíblemente bello y sus colores tornasolados son demasiado atractivos.

Por ello los niños suelen tocarlas al verlas en la playa, y pueden ponerse muy mal.

La carabela portuguesa, Physalia physalis.
Physalia physalis o «Carabela Portuguesa». Hidrozoo altamente tóxico para el ser humano.

Es una de las especies más tóxicas del mar, de color azul violáceo. Si bien tiene la apariencia de una medusa, es un organismo colonial, un hidrozoo sifonóforo.

¿Dónde habita la carabela portuguesa?

En todas las aguas cálidas del planeta, con más concentración en las áreas tropicales y subtropicales.

"Carabela Portuguesa". Mapa de ubicación
Ubicación de la Carabela Portuguesa en los océanos.

En estos días se han registrado varios casos de intoxicación en las aguas canarias.

Muy poca gente conoce el peligro del contacto con este animal y por ello me he decidido a esribir este artículo.

Hay muchos casos registrados en el Cantábrico y en las costas del País Vasco.

En sus tentáculos, que son como largos hilos azules, se encuentran cápsulas tóxicas llamadas cnidocitos.

Son altamente urticantes y producen una reacción alérgica en el ser humano que puede llevarle al paro cardíaco o respiratorio.

No alarmarse, pues solo ocurre si la dosis de toxinas se absorbe en gran cantidad y la reacción del individuo es alérgica.

Qué hacer en caso de contacto con la piel:

Ante el contacto con uno de estos tentáculos, la persona debe salir del agua inmediatamente y lavarse la herida con agua de mar.

Nunca con agua dulce, ya que ésta produce la explosión de los cnidocitos y la expansión del veneno.

El vinagre también alivia.

Debe evitar frotarse la herida.

Y procurar retirar con mucho cuidado todo el material azul que haya sobre la piel y sobre la ropa de baño.

Aún varios días después de la muerte del animal, las toxinas siguen activas.

Así que hay que tener cuidado con estos tentáculos cuando están en las playas o quedan adheridos a la ropa. No hay que tocarlos.

Generalmente se produce una reacción en la piel que es de heridas y un sarpullido que se va extendiendo.

Es muy urticante, así que se debe evitar rascarse las heridas para no lastimar e inflamar más la zona.

Se recomienda acudir al médico para que éste pueda evaluar la toxicidad incorporada. Suelen recetar una crema tópica de corticoides, vendar las heridas para evitar rascarse, e indicar la toma de antihistamínicos para evitar un shock alérgico.

Si se sienten mareos, se inflama la garganta o los ganglios, si hay dificultad para respirar o se respira con silbidos…

Hay que acudir inmediatamente a un hospital o centro toxicológico.

No exponer las heridas a la luz solar.

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